miércoles, 27 de noviembre de 2013

Mi monstruo

Proyecto para Adictos a la Escritura de Noviembre de 2013


Aquella mujer era lo más parecido a un buitre que había visto en mi vida. El pelo corto, reseco y encrespado, la nariz ganchuda, la piel tostada llena de arrugas… y aquella voz aguda y chirriante que me ponía de los nervios. No recuerdo haber pasado miedo mientras esperaba en la otra habitación. De hecho, no recuerdo casi nada desde que Bea me llamó llorando como una histérica hasta que aquel ave de rapiña disecada me confirmó el diagnóstico. Creo que me lo tomé bien. Mi mayor preocupación en aquel momento era la muerte; su gélida amenaza había estado atenazando mis entrañas durante los últimos días, haciendo que el tiempo transcurriese de forma insoportablemente lenta. Pero la doctora me dijo que no era probable que muriese. Tenía el virus, pero no había desarrollado la enfermedad. Eso sí, el tratamiento sería de por vida. Mantuve la calma mientras escuchaba cómo iba a ser mi vida a partir de ahora. “Prácticamente normal”. Sí, la medicina había avanzado mucho en los últimos años. Ya casi nadie moría de Sida, o al menos no en esta parte del mundo.

Cuando volví a casa, la puerta estaba cerrada con llave. Sabía que mi padre estaría en el bar, y mi madre habría ido al supermercado. Fui a mi habitación, corrí el pestillo y me dejé caer sobre la cama. No sé cuánto tiempo estuve así, sin pensar en nada, pero no debió de ser mucho, porque mi madre aún no había vuelto cuando noté la vibración del móvil en el bolsillo. Un whatsapp de Bea “Q tal? q t a dixo?”. Entonces supe que aquel asunto me había afectado más de lo que creía. Y no fue por la rabia que me abrasó como una ola desde dentro, ni por las lágrimas que me picoteaban los ojos, sino porque el smartphone que me había ganado aprobando los exámenes de septiembre fue a estrellarse contra la pared de la habitación y sus piezas de diseño salieron disparadas en todas direcciones. Empecé a gritar y a soltar todas las palabrotas que conocía y algunas nuevas que se me ocurrieron en aquel momento. Maldije a Bea por convencerme de que cambiásemos los condones por la píldora. A Germán por habérmela presentado. A la doctora con cara de buitre por decirme que podría tener una vida “normal”. Como si fuese normal vivir con la idea de que llevas la muerte dormida en tu interior. Temiendo que algún día pueda llegar a despertar.

Mi madre me encontró llorando debajo de la cama. Es curioso, porque de pequeño había tenido pánico al monstruo que, según mi hermano, se escondía allí. Pero ahora ya sabía que no había ningún peligro acechando bajo la cama; que los únicos monstruos son aquellos a los que nosotros invitamos a entrar en nuestras vidas.



Obra registrada:
Safe Creative #1311279444945

18 comentarios:

  1. Nunca vi el tema del Sida escrito desde este punto de vista. Puedes sentir a la perfección los sentimientos de la persona que está sufriendo. Muy bueno.

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  2. Está muy triste este cuento (que no es ficción, tanta gente pasa por esto). Es una manera muy dura de pasar de los miedos fantasiosos de la infancia a los miedos más reales de la vida adulta y eso queda bien reflejado acá.

    Saludos.

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  3. Es espectacular debo decirte. Me he erizado

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  4. Hola, en realidad nunca sabemos lo que es realmente algo, en este caso el sida, hasta que nos pasa, y siempre pensamos no nos va a pasar, un relato muy triste, pero estupendamente narrado

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  5. Es muy duro el tema y creo que aprovechar que la consigna pedía la narración en primera persona ha sido muy acertado, pues puede tocarse de un modo único.
    Saludos!

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  6. Es estremecedor cómo puede cambiar la vida sin que uno se dé cuenta. Ha sido un relato intenso y me ha puesto la piel de gallina la forma de expresar esos sentimientos al saber aquella verdad tan aterradora. ¡Felicidades!

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  7. Muy bueno para tomar conciencia, felicitaciones :)

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  8. Ufff, qué fuerte!!
    Muy bien narrado, se pueden palpar esas emociones.
    Muy buen poder de síntesis.

    Abrazo!!

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  9. He percibido el tránsito desde el exterior hasta lo más profundo del protagonista. Saludos.

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  10. Muchas gracias a todos por vuestros comentarios (y en especial a Selin por sus sugerencias en el foro). No sé por qué, pero no me han estado llegando las notificaciones por correo. Soy un desastre para la informática XD. Saludos :)

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  11. Bueno María, las dos escribimos el mismo tema, pero creo que no se parecen.
    Muy buena tu narración y bastante dramática. El VIH es un tema del que no hablan mucho las personas que llevan una vida sexual activa. Pero creo que todos saben que la promiscuidad conlleva muchos peligros.
    Cariñosamente: Doña Ku

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  12. Dios santo. El tema, de por sí impresionante fue tratado de forma muy acertada. Se puede sentir tanto el dolor del protagonista como la rabia, el autodesprecio, el enfado. Trasmitiste muchos sentimientos condensados en un relato muy corto.

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  13. rescato especialmente la delicadeza de tratar este tema sin golpes bajos

    un saludo

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  14. Todo sentimiento, sobre todo de impotencia ante lo inevitable. Tema muy conocido por lo alarmante pero casi nunca reflejado desde la perspectiva del momento en que se recibe la noticia. Me ha encantado. Enhorabuena.

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  15. Intenso y sentido, muy bien narrado y redactado. me gustó mucho!

    Nos leemos :)

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  16. Una historia sensata y profunda.
    Me gusta la frase final... aunque es un poco terrible.

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  17. Me ha gustado la forma en que has tratado el ejercicio. ¡Un saludo!
    PD: Soy una tardona leyendo los relatos, lo siento ^^.

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