martes, 28 de enero de 2014

Lo que el viento se llevó

Proyecto para Adictos a la escritura de Enero de 2014



La feria de Fortsheep, Oklahoma, se alzaba en medio de los campos a unas cinco millas de la ciudad. El recinto estaba vallado en su mayor parte, y dos gruesos postes sostenían el  tosco cartel de bienvenida. Los viernes, al atardecer, todos se dirigían hacia allí, a pie o en bicicleta, en grupos, en familia o en pareja. Acudían como las polillas a la luz. La mayoría de los muchachos se arracimaban en torno a los puestos de tiro al blanco, mientras que las parejas preferían pasear de la mano compartiendo gigantescas nubes algodón de azúcar. Habían instalado una pequeña noria para los niños, con farolillos de colores y un altavoz que emitía una música aguda y estridente. Pasadas las atracciones venía la que solían llamar, no sin cierta sorna, “la zona gastronómica”, que no era más que un montón de mesas y bancos rodeados de puestos donde los propios vecinos del pueblo asaban salchichas, freían patatas y repartían refrescos.


Aquella era la cuarta feria de Amanda y la primera a la que iba sola. Al morir su madre, ella había heredado su papel en aquella absurda comedia de luces y colores. La señora Jersey había sido muy querida por todos los niños del pueblo porque siempre se las apañaba para reservar a cada uno un globo de su color favorito. Era un trabajo tedioso. Ya había recorrido el recinto una docena de veces cuando se dejó oír por encima del griterío el sonido de las sirenas de alarma. Venía del pueblo pero se escuchó con toda claridad, y su potencia se vio aumentada por el repentino silencio que siguió a los primeros pitidos.

 Amanda sintió un ligero escalofrío cuando una ráfaga de viento revolvió su vestido azul, que chasqueó con la furia de una rapaz cautiva. A su alrededor los feriantes se apresuraban a recoger sus bártulos, temerosos ante lo que se avecinaba. Las primeras camionetas ya se habían puesto en marcha y avanzaban renqueantes por el camino embarrado que conducía a Fortsheep. El viento era cada vez más fuerte y una fina llovizna había empezado a humedecer el suelo terroso.

El miedo brillaba en los ojos de los ancianos y también, aunque oculto tras un velo de arrogante indiferencia, en los de los jóvenes. Alguien le dijo que se apresurase. El tornado se acercaba y más valía estar a cubierto. Pero ella no sentía ningún interés en refugiarse. Se estaba bien allí, con la lluvia empapándole el pelo y trazando alegres regueros en su piel.

Se dirigió hacia el merendero, donde ya sólo quedaban las mesas y los bancos de madera, anclados fuertemente al suelo para que el viento no los arrastrara. Entre la hierba había vasos y platos de cartón mojados y aplastados, restos de comida y algunas sillas volcadas. El puñado de globos que llevaba en la mano derecha había cobrado vida propia. El viento los arrastraba de un lado a otro, sin orden ni concierto, y parecía como si ellos también luchasen por liberarse  y huir, huir de aquel mundo pequeño al que habían ido a parar sin pretenderlo. Volar. Ella también habría dado cualquier cosa por poder volar.

Sujetando los hilos con fuerza, se dejó llevar por la corriente. Los óvalos de brillantes colores danzaban de felicidad, invitándola a unirse a ellos en los cielos. Creyó que alguien la llamaba, desde muy lejos, desde el camino de Forestsheep, suplicándole que volviese. Pero el vertiginoso baile de los colores era demasiado maravilloso, demasiado atrayente, no podía resistirlo. Su cabello destellaba como el sol y su vestido se fundía con el cielo a medida que se elevaba.
Así fue como el viento se llevó a Amanda Jersey.



Obra registrada:

Safe Creative #1401289955231

16 comentarios:

  1. Me ha encantado!!! Es un relato precioso y muy acorde con el género!!
    Felicidades!!!

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  2. Me encantan tus descripciones, haces con suma facilidad que el lector se entremezcle entre norias, algodones de maiz y altavoces con sonidos estridentes pero pobre Amanda, quién le mandaría quedarse cuando el tornado hacía acto de presencia. Un diez para tí, te seguiré leyendo, de los mejores en este mes. Enhorabuena.

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  3. Muy bueno aunque me transmitió un poco de su tristeza, felicitaciones :)

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  4. Precioso!! Amé la forma en la que está narrado, realmente muy bonito

    besos

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  5. Bravo por Amanda; me ha encantado leer las breves pistas antes de su decisión. El cuento va en un crescendo delicado y certero.

    Abrazos.

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  6. Buenas noches, un gusto :)

    Me gustó el relato, está narrado de modo tal que podemos ver mediante los ojos de la protagonista, sentir el ambiente como lo siente ella, enrarecido y atrayente.
    También me tocó el género, pero no estoy segura de haber logrado plasmarlo como pretendía :)

    Un beso,

    Ellora

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  7. Genial, me ha encantado tu relato. Está muy bien narrado, felicidades. Un saludo.

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  8. Hola!
    Me encantó tu relato. Está muy bien narrado y es muy descriptivo, dejaste ver la historia.

    Saludos!!

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  9. María: Como de costumbre sales airosa de cualquier reto.
    Esta vez hiciste un muy descriptivo cuadro, que visualicé muy vívidamente.
    Muy bello tu relato: Doña Ku

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  10. Consigues perfectamente la implicación del lector, simplemente me encanta. Saludos.

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  11. Qué lindo relato! y qué vívido y real está narrado!
    Me gustó mucho leerte, María.
    Ya te sigo y te espero en mi blog. Ojalá te guste mi escrito del mes.

    Besote!

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  12. Me gustó completamente, además de que tomaste todos los aspectos de la imagen (el vestido, los globos). Qué bueno fue leerte.
    Saludos.

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  13. Vaya que le sacaste provecho a la imagen.
    La gente hablará de esa feria por generaciones, sin duda.

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  14. Vaya que le sacaste provecho a la imagen.
    La gente hablará de esa feria por generaciones, sin duda.

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  15. Me encantó de principio a fin. ¡Sí que te inspiraste en la imagen! Adoré cómo conseguiste trasladarme al escenario, se podía sentir la feria y la furia del viento. Pobre Amanda Jersey.

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