Queridos Reyes Magos,
ha pasado un año desde vuestra última visita y os he echado mucho de menos.
Por aquí todo sigue
como siempre, aunque los inviernos son cada vez más cálidos. Ya hemos instalado
el Belén y estamos esperando a estar todos para montar el árbol y poner las
luces (sí, las mismas luces anárquicas del año pasado, que igual se encendían
que se apagaban o parpadeaban sin ton ni son). También os tenemos preparados
los típicos dulces: turrón, almendrados, polvorones... Sólo nos queda conseguir
algunas algarrobas para los camellos, que sabemos que les encantan.
Por cierto, ¿y vosotros,
qué os contáis allí en Oriente? Nos escribimos tan de tanto en tanto…
He oído que nuestros
hermanos de Oriente Medio lo están pasando muy mal últimamente. Cuando volváis a
casa acordaos de llevarles mis mejores deseos.
Aquí también hay muchos
que atraviesan serias dificultades, incluso hay niños a los que sus padres
apenas pueden alimentar. Menos mal que vosotros estáis allí para llevarles la
ilusión, que es alimento para el alma, a través de todos vuestros ayudantes (y sabéis
que no estoy hablando de elfos…).
Por cierto, se comenta
que cada vez recibís menos peticiones, que muchas van a parar a Papá Noel.
Vosotros tranquilos, que ya sabéis que en esta casa somos de los Reyes de toda
la vida. Aunque, paradójicamente, nunca me haya gustado el Roscón de Reyes.
Bueno vayamos al meollo
del asunto. Como siempre, hay muchas cosas que me gustaría pediros, pero
tampoco quiero abusar, así que las he resumido en tres obsequios, uno por cada
uno de vosotros:
A ti, Melchor, te pido
motivación para sacar adelante todos mis proyectos.
A ti, Gaspar, te pido
optimismo para enfrentarme a los obstáculos y encarar los fracasos con buen
humor.
A ti, Baltasar, te pido
paciencia para tratar a mis seres queridos con todo el amor que se merecen.
Y bueno, eso es todo,
creo. Espero que tengáis un feliz viaje y que no os paséis con los juguetes
para los más pequeños. Ya sabéis que demasiados desgastan la imaginación y
favorecen el consumismo compulsivo. Besos.
María.
P.D.: Mi familia es
afortunada, no porque consigamos todo lo que queremos, sino porque tenemos todo
lo que necesitamos. Acordaos de traerles a todos un poco de esperanza, de esa
que espanta los miedos y las inútiles preocupaciones por lo que el futuro nos
deparará. Y por cierto, casi lo olvido… ¡Feliz Navidad!
Me encanta la entrada, sencilla pero engancha, muy buenos deseos
ResponderEliminarSaludos desde Colombia
Me ha gustado mucho tu carta, pide todas las cosas esenciales para la felicidad :)
ResponderEliminar¡Saludos!
Preciosa carta. Muy bien escrita. Muy buenos deseos. Un beso
ResponderEliminar¡Que hermosa carta! Es muy bello todo lo que nos compartes y muy cierto, lo principal siempre debe ser el amor y los buenos deseos. ¡Un abrazo!
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