La oscuridad del corredor era tan densa que casi se podía
amasar con las manos. La única luz, apenas un tenue brillo anaranjado, llegaba
desde el otro extremo del pasillo, procedente de un solitario piloto de
emergencia. Avanzó, tembloroso, en aquella dirección, y fue entonces cuando
notó esa curiosa sensación en los pies. El suelo estaba extrañamente pegajoso,
como si se hubiese vertido algún tipo de
sustancia viscosa y caliente. No lo veía, pero podía olerlo. Era un olor
desagradable, nauseabundo, como a carne podrida. No quería saber lo que era. En
aquellos momentos, su única esperanza pasaba por llegar junto a la luz y buscar
una salida. Avanzó con paso inseguro sobre el suelo resbaladizo. Había hecho ya
la mitad del camino cuando tropezó con algo, un bulto grande y fofo, deforme.
Aún estaba demasiado lejos de la luz como para poder ver con claridad, por lo
que rodeó con cuidado el misterioso obstáculo y siguió caminando, esta vez
tanteando con las manos a la altura de las rodillas por si había más objetos a
su alcance. No quería arriesgarse y volver a tropezar, cayéndose sobre aquel
suelo pringoso.
Finalmente llegó al fondo del corredor y se situó bajo la
luz de emergencia. Su resplandor
amarillento formaba una pequeña aureola en el suelo, que arrancaba destellos
allí dónde había manchas oscuras. No había puertas ni ventanas, pero sí un
pequeño interruptor que encendería las luces de todo el pasillo. Antes de
oprimirlo, dudó, atenazado por el miedo que había sentido desde que todo
aquello empezase, y que no lo había abandonado un solo instante, ni siquiera
después de que los gritos cesaran y se instaurase aquella calma sepulcral. Miró
hacia atrás, hacia las sombras que se agazapaban más allá del halo de luz. ¿De
veras quería ver lo que aquella oscuridad escondía?
Trató de darse ánimos, pensando que la alternativa era
quedarse allí, solo, inmerso en la más oscura incertidumbre. Puede que no
hubiese nada que temer, quizá todo había sido una pesadilla y al encender la
luz se despertaría en su cama, a salvo. Armándose de valor, extendió la mano y
pulsó el interruptor, al tiempo que cerraba los ojos. Notó la claridad que
intentaba abrirse paso a través de sus párpados, y pensó “estoy en mi cama. La
luz del sol entra por la ventana, debo levantarme o llegaré tarde al colegio”.
Abrió los ojos y miró a su alrededor desconcertado. Al principio no entendió lo
que veía, pero, de pronto, la escena cobró sentido, y al hacerlo un escalofrío
de terror le recorrió la espalda y se instaló en su cerebro.
Todo estaba cubierto de sangre. El suelo, las paredes,
incluso el techo. Los cuerpos estaban macabramente cercenados, y los pedazos
desperdigados a lo largo del corredor. El único que parecía entero era el de la
profesora, la señorita Melville, que estaba en el centro mismo del escenario:
era el objeto con el que había tropezado en la oscuridad. Tenía los ojos y la
boca excesivamente abiertos, la piel amarillenta y sus miembros estaban dispuestos
de forma grotesca. A su alrededor se
extendían los despojos de sus alumnos. La mayoría de los fragmentos resultaban
irreconocibles, pero logró distinguir una pequeña mano que estaba cerca de él y
que parecía haber sido arrancada de cuajo, y algo parecido a una cabeza un poco
más allá. El resto eran pequeños montones mezcla de carne, hueso, ropa y
vísceras.
El muchacho sintió que se le nublaba la vista y cayó de
rodillas. Consiguió ver una última cosa antes de desmayarse, algo que le causó
una impresión tan fuerte como para enmascarar todos los horrores que había
presenciado hasta entonces. Horas más tarde se lo contaría a la policía, al
psiquiatra, a su familia, pero nadie le creería. Y, bien pensado, ¿por qué iba
nadie a creer semejante cosa?
Obra registrada:
Buen relato. Me he quedado con las ganas de saber qué es lo que ve al final.
ResponderEliminarUn beso.
Hola, me ha gustado mucho como lo has desarrollado y la historia en sí, pero el final, ¿me he perdido algo o realmente lo dejas en el aire? Porque, yo quiero saber que es :)
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu relato, la forma en que describes el principio me ha provocado un escalofrío, y lo demás...uf. Yo también me he quedado con las ganas de saber qué fue lo que vio al final.
ResponderEliminarIntrigante final! Me recordó un anime que vi hace un tiempo con un fina sangriento! Buen ejercicio!! Besos!!!
ResponderEliminarMe encanta que hayas dejado sin descubrir la escena final, deja un sabor a "necisto más" que apetece. Escrito con gran naturalidad. Enhorabuena ;)
ResponderEliminarMuy bueno, pero nos dejaste a todos con la duda...
ResponderEliminarNo se sabe lo que vio al final, podría ser cualquier cosa, ahí está la gracia ;)
ResponderEliminarY quizás, como dice el título, solo fuera una pesadilla. Lo del II y la falta de final, da pié a un antes y a un después, pero aún así me pareció muy bien conseguida la sensación de pánico.
ResponderEliminarUn saludo
ibso
Hola! El principio de tu relato es una descripción perfecta, a mi gusto, de ambientación. Genial. Quizás ha perdido un poco de fuerza al final, quedando el relato cerrado un poco rápido o escuetamente.
ResponderEliminarLos elementos gore, quizás deberían habernos "salpicado" al igual que sentíamos la respiración del protagonista al principio. Pero aún así, ha sido un gran trabajo.
Un saludo!
¡Hola! ¡Genial relato! Tiene un final perfecto, que deja pensando y que cierra con broche de oro toda la narración aterradora que lograste crear, ¡enhorabuena!
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios. Aclaro que lo de Pesadilla II se debe a que ya escribí otro relato llamado Pesadilla que también publiqué en este blog.
ResponderEliminar000latani000, yo también pienso que perdió fuerza hacia el final, la próxima vez lo tendré en cuenta para empezar antes y no tener que acabarlo deprisa y corriendo :)
Ainsss... ¡¡¡Me has dejado con ganas de más!!!El gore me pone los pelos de punta pero... ¿qué fue lo que vio? ¡Qué intriga! ;-)
ResponderEliminarEnhorabuena de corazón.
He llegado hasta ti a través de "Adictos a la Escritura" y me quedo.
Un besito
Hola, María!
ResponderEliminarMe gustó que dejaras todo en la incertidumbre, creo que es un efecto muy bueno que incentiva más la imaginación del autor que una descripción vívida.
La única cosa que me gustaría preguntarte es: ¿va el personaje descalzo? Porque de otro modo, sólo con pisarlo, es difícil que sepa que el líquido del suelo está caliente.
Besos!
Hola Maga, efectivamente el personaje va descalzo. Creo que en el primer borrador de la historia lo mencionaba, pero con las correcciones debí pasarlo por alto.
ResponderEliminarMaría: La descripción es bastante macabra, sin querer pensé en septiembre 11 de 2002. Parece fantasía, pero imagino que muchos deben haber visto algo semejante en el WTC.
ResponderEliminarMe parece bueno tu escrito, aunque parece que muchos se inspiraron en un tema parecido al tuyo.
Con cariño: Doña Ku
¡Qué fue lo que vio?
ResponderEliminar¡Me has dejado con la incertidumbre!
Excelente relato Maria.
Saludos.
además de inquietante, conseguiste que fuera tan enigmático que hace que quiera saber más!!! (seguro que es algo malo de todas formas, tanto tanto que nos lo ahorraste ;)) bs
ResponderEliminar¿Es que hay varias partes...?
ResponderEliminarPor un momento creí que se acordaría de como "los mató, uno a uno".
Alucinado me dejas. Que bien se te da este género. Enhorabuena.
ResponderEliminarPues tu relato ha logrado instalarse en mi cerebro. Me gustó tu forma de describir, es bastante puntual y pues recupero lo mismo que Latani y que también ya has considerado: re-pensar los finales; pero vamos, tienes el toque mi queridísima María... una situación peculiar, trasmites lo que supongo exactamente quieres, y pues nada, !me quedé con ganas de más!
ResponderEliminarDisculpa por pasarme hasta ahora, pero bueno, aquí está mi pequeña aportación y nos vemos en el siguiente ejercicio.
Saludos ^^