Proyecto para Adictos a la Escritura de Febrero de 2013
Asalto
La mano de aquel hombre temblaba de forma
incontrolable. Con ella sostenía una pequeña pistola, todavía humeante.
Frente a él, en el suelo, sobre un charco de sangre, yacía una niña. En su
muñeca derecha llevaba atado un globo rojo, aunque el color palidecía en
comparación con el de la mancha que se extendía rápidamente sobre la acera. El
cachorro canela al que había sujetado con una cadena en la mano izquierda se
había soltado y ladraba asustado, lamiéndole la cara a su pequeña dueña, tratando
de despertarla. No sabía que la vida de la niña se escapaba por momentos. El
atracador aún seguía allí de pie, paralizado, sin poder creerse lo que había
hecho. Llevaba la cara cubierta por una máscara de payaso, de modo que la ancha
sonrisa pintada ocultaba su expresión de horror. Estaba demasiado nervioso por
ser su primer atraco y al salir del callejón para asaltar a su víctima, cuyos
pasos había oído acercándose inocentemente a su escondrijo, se le había
disparado el arma sin querer.
Habitación 312
La habitación está casi
en penumbra, aunque un resplandor fluorescente sale de la columna que se alza
en un extremo. Es un cilindro de cristal repleto de agua en el que nada, arriba
y abajo, un solitario pez dorado, el único testigo de lo que allí acontece.
Las paredes desnudas
escuchan en silencio los susurros de los amantes, que yacen juntos por primera
vez en mucho tiempo. Por la ventana les llega el sonido de un acordeón,
mezclado con el bullicio de las gentes que recorren la ciudad, cada uno
encerrado sin remedio en su propio mundo, ajeno a cuantos le rodean.
Ellos ignoran todo
aquello, pues solo tienen ojos el uno para el otro. Se acarician, unas veces
con ternura, otras con pasión. La piel cálida de él se estremece ante el frío
tacto de la de ella. Sus labios se encuentran una y otra vez, ansiosos, como si
el tiempo les apremiase. Sus manos se entrelazan formando un solo ser, una
quimera mitad carne y mitad máquina.
Él entra y sale de
ella, despacio, sin dejar de acariciarla. Ella emite un ronroneo metálico y una
tímida luz roja parpadea allí donde debería estar su corazón, animándole a
seguir. El músico callejero empieza una melodía más lenta y sentimental,
mientras el pez dorado, como bailando al son de la música, asciende por su
particular cubículo dando vueltas y más vueltas. Las luces del exterior se
reflejan en sus escamas e iluminan a la amorosa pareja.
Muchos no comprenderían
el vínculo que les une, lo llamarían contra-natura y lo condenarían. Muchos no
entenderían que un androide como ella, un ser artificial, pudiese amar y que un
humano pudiese corresponderle.
De modo que allí
siguen, escondidos, abrazados, unidos por una pasión tan ardiente como extraña.
Allí siguen, amándose.
Obra registrada:
Original y entretenido.
ResponderEliminarSaludos
Me ha gustado mucho el primero, "Asalto". No sé qué es más triste, si el pobre hombre o si la niña muriendo en la calle. Y el segundo me ha gustado, pero no tanto como el primero. No vería la relación como algo "contra-natura", pues una misma le gustan los androides :)
ResponderEliminar"Asalto" me ha dejado los pelos me punta. Me ha encantado!! Y el segundo es muy original.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Un besin
Buenos relatos, María. En ambos consigues transmitir los sentimientos de los protagonistas a la perfección.
ResponderEliminarBesos.
Me gustó la forma en la que pudiste incluir todo haciéndolo parte del contexto ^^
ResponderEliminarHola María, me ha gustado mucho lo que leí. Ambos relatos han sido fáciles de leer e igual de sencillo transportarse a lo que estás narrando. Buen proyecto.
ResponderEliminarEl primero es genial. Es triste pero tiene algo que... gusta y atrae.
ResponderEliminarFelicidades ^^
Besos
Como tengo una niña pequeña, el primer cuento me ha impactado mucho. Noté que escribiste: "Con ella que sostenía una pequeña pistola", creo que sobra "que" :)
ResponderEliminarEl segundo relato me encantó. Cada oveja con su pareja, no?
Saludos!
Corregido, gracias por avisar :)
EliminarFelicidades, me gustaron las dos historias. La primera me impacto mas que la segunda. saludos.
ResponderEliminarUn buen combinado. Sobre todo me ha gustado la manera de introducir la palabra prohibida "pez de colores". Saludos.
ResponderEliminarMe gustó el segundo relato, el cambio que surge, no me lo esperaba.
ResponderEliminarMaría: Puedo decir que, a mi modo de ver, tus relatos fueron los mejores.
ResponderEliminarMe encanta saber que, aunque fueron los últimos que leí (ya que lo hice en forma ascendente), me alegró el ver que "los últimos fueron los mejores".
MIS MÁS SINCERAS FELICITACIONES: Doña Ku
Me ha gustado mucho el primero, aunque el segundo también está bien :)
ResponderEliminarPD: Soy Déborah F. Muñoz
PPD: no soy un robot y odio tener que demostrarlo. Por favor, quita la palabra de verificación.
Ya está, no sabía que la tenía puesta, lo siento XD
EliminarHola María;
ResponderEliminarMe han gustado mucho los dos relatos. El primero me ha parecido sobrecogedor. El segundo, realmente tierno, aunque sea un amor... diferente.
Felicidades.
Saludos.